Explorando las monedas de la Antigua Grecia
Las monedas del periodo helenístico constituyen verdaderas joyas en el vasto universo de la numismática internacional. Su valor trasciende lo material, pues estas pequeñas obras de arte encierran la historia, la cultura y la política de una época fascinante. Tan importantes son las monedas griegas que la palabra «nummus» (del griego νόμισμα, derivado de νόμος «ley» o «costumbre») da nombre a nuestra querida afición: la numismática. Desde las poleis griegas hasta las colonias mediterráneas, pasando por Filipo II de Macedonia, su hijo Alejandro Magno y el Egipto Ptolemaico, estas monedas revelan secretos geográficos y relatos históricos que han perdurado a lo largo de los siglos.
Cada ceca, o casa de la moneda, produjo piezas con características distintivas que permiten a los historiadores rastrear su origen y época. Este artículo explorará las principales cecas griegas por orden cronológico, los tipos de monedas que acuñaron, sus estilos y los materiales utilizados.
Las monedas griegas
Para muchos son simplemente las monedas más bellas de la historia. Podría decirse que si las monedas romanas son épica, las griegas son poesía. Las más conocidas de las monedas griegas son:
– Estátero: moneda primitiva de electro, plata u oro.
– Óbolo: pequeña moneda de plata equivalente a 1/6 de dracma.
– Hemidracma: moneda de plata equivalente a 1/2 dracma o 3 óbolos.
– Dracma: quizá la más conocida de todas. Era una unidad monetaria de plata equivalente a 6 óbolos.
– Didracma: equivalente a 2 dracmas.
Lidia
Antes que nada, hay que comentar que la primera región del mundo en acuñar monedas fue Lidia, situada en Asia Menor (en la actual Turquía). A finales del siglo VII a.C., bajo el reinado de Giges, se introdujeron las monedas de electro (una aleación de oro y plata). Estas primeras monedas eran sencillas; el reverso se acuñaba con un punzón. Las monedas de Lidia solían llevar la cabeza de un león, símbolo del poder real. Esta innovación no tardó en llegar a las poleis griegas, que la adoptaron con entusiasmo.
Tan sólo un siglo después de la aparición del león lidio, ya funcionaban más de 100 cecas en Grecia, donde existían más de 1.000 ciudades-estado autónomas. Aunque la mayoría de las cecas eran modestas y producían monedas para fines específicos, algunas ciudades-estado utilizaban sus monedas de forma más amplia.
La Grecia Antigua
Aunque la transición de un estilo de acuñación a otro no se produjo simultáneamente en todas las polis, cronológicamente, la acuñación griega puede dividirse en tres periodos:
- Arcaico, s. VII a.C. – s. V a.C.
- Clásico, s. V a.C. – s. IV a.C.
- Helenístico, s. IV a.C. – s. I d.C.
Periodo arcaico
En la Grecia Arcaica, un período que abarca los siglos VII al V a.C. dos fenómenos cruciales moldearon la historia: el surgimiento y crecimiento de las polis y la expansión griega por toda la cuenca mediterránea. Desde las costas del mar Negro hasta las riberas meridionales de la Península Ibérica, una mítica civilización empezaba a desplegar su influencia.
Jonia
También empezaron a aparecer monedas por la misma época en las ciudades jonias de Asia Menor (costa centro-occidental de Anatolia), como Mileto y Éfeso. Las monedas jonias iniciales eran similares a las lidias en cuanto a materiales y técnicas, pero pronto empezaron a mostrar más variedad en sus diseños, incluyendo imágenes de animales y símbolos locales.
Periodo clásico
La Grecia clásica abarca los siglos V y IV a.C. Durante este periodo, las poleis griegas alcanzaron su apogeo en cuanto a poder y manifestaciones culturales. Fue una época de esplendor, riqueza económica y desarrollo cultural. Nació entonces la democracia, y figuras como Platón, Sócrates y Heródoto dejaron una huella indeleble en el pensamiento occidental. En cuanto a las monedas, asistimos aquí a un salto en términos técnicos y estéticos. Entre las más elaboradas y refinadas están las de la colonia de Siracusa (en la actual Sicilia), consideradas por los coleccionistas entre las más bellas monedas de la historia.
Otras cecas griegas importantes de esta época fueron las de Misia (actual Turquía), Sicilia o Tracia.
Atenas
Atenas, sin duda la polis griega más famosa, fue la tercera ciudad en difundir las monedas locales por toda Grecia. A partir del siglo VI a.C., la dracma lleva la cabeza de Atenas, protectora de la ciudad, y su famosa ave sagrada, la lechuza. Esta ave se ha convertido en uno de los símbolos más identificables de la numismática. Llevan la inscripción AΘE, abreviatura del nombre de la ciudad (ΑΘΕΝΝΑΙ = ΑΘΗΝΑΙ).
Esparta
Esparta, conocida por su austeridad, era reacia al uso de monedas. Sin embargo, hacia finales del siglo V a.C., comenzó a acuñar monedas de hierro para mostrar su autosuficiencia y su rechazo al lujo que la caracterizaba. Aunque menos valiosas que las de plata u oro, las monedas espartanas tienen un importante valor histórico y simbólico.
Macedonia
Entre las épocas clásica y helenística, Filipo II, rey de Macedonia, extendió las fronteras de su reinado por toda Grecia, absorbiendo las poleis e inaugurando el primer reino panhelénico. Controlaba las minas de oro del norte de Grecia, lo que le permitió emitir estáteras de oro que circularon por toda Grecia y Asia Menor (la actual Turquía). Estas monedas representan al rey con la cabeza de Apolo, la corona de laurel y un auriga con dos caballos, recordando su victoria en los Juegos Olímpicos de 356 a.C. Debajo hay una inscripción con su nombre.
Periodo helenístico
Hacia el año 300 a.C., Alejandro Magno expandió su reino por Oriente hasta la India, creando un vasto imperio y extendiendo la cultura helenística por un territorio enorme. Los tetradracmas de Alejandro representan la cabeza de Heracles, el mítico antepasado de la casa real de Macedonia, y a Zeus sentado en su trono sosteniendo el águila y el cetro.
Ningún líder se había atrevido antes a inmortalizarse en monedas. Sin embargo, las monedas se convirtieron en símbolos de prestigio político e instrumentos de propaganda para las ciudades y sus gobernantes. Siguiendo su ejemplo, los sucesores de Alejandro Magno adoptaron una tipología monetaria que presentaba retratos reales en el anverso e imágenes de los dioses patronos de las distintas dinastías en el reverso.
ANTIGUA GRECIA. REINO DE PARTHIA. Mitrídates II.
Dracma de plata, circa 123-88 a.C.
Obv: busto diademado y drapeado hacia la izquierda, con larga barba y torque terminado en caballito de mar.
Algunas cecas destacadas de la época fueron las de Sicilia, Tracia, Pisidia, Misia, Ática y Cilicia. Cabe destacar las acuñaciones del egipto Ptolemaico, que merecerían un artículo aparte.
Península Ibérica
Emporion
Emporion (actual Empurias, Cataluña, España), fundada por los masalíes en el siglo VI a.C., se convirtió en la ceca más antigua de la Península Ibérica. Sus monedas características son dracmas de plata con el símbolo del Pegaso.
Rhode
Situada en Rosas (Gerona, Cataluña, España), compitió comercialmente con Emporion durante un siglo. Sus monedas presentan el busto de Aretusa-Artemisa en el anverso y una rosa en el reverso.
Imitaciones de época
Aparecieron en la península monedas similares a las de Rhode, aunque con leyendas griegas degeneradas y caracteres ibéricos. Sea como fuere, aquellas imitaciones facilitaron los intercambios económicos entre las comunidades
En conclusión, las monedas de la Antigua Grecia facilitaban el comercio y eran un medio de propaganda y expresión cultural. Desde las primeras emisiones en Lidia y Jonia hasta las icónicas lechuzas de Atenas y los preciosos diseños de Siracusa, cada ceca y cada moneda cuentan una parte de la historia griega. Los materiales iban desde el electro y la plata hasta el hierro, reflejando tanto la disponibilidad de recursos como las prioridades de las distintas poleis. Estas monedas, que se encuentran en el podio de la numismática internacional, son testamentos tangibles de una civilización mítica.