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Ha llegado el momento de dedicarle un pequeño espacio a conocer la historia y cómo han evolucionado los billetes o papel moneda que ha llegado a nuestros días.

Ya vimos con detenimiento el origen de la moneda y sus dos épocas de esplendor vividas en Grecia y Roma. En esta ocasión, vamos a viajar un poco más hacia Oriente pues en la vasta China donde se encuentran los orígenes del papel moneda, sin cuya existencia no entenderíamos las transacciones comerciales a día de hoy.

Pre-papel moneda

La primera reseña que hay cercana al concepto papel moneda que encontramos en relatos de historiadores y cronistas, son los billetes de piel de venado del emperador Wu Di en el siglo II a.C.  En un momento de expansión económica, con los inicios de la Ruta de la Seda que unía el imperio con el continente europeo a través de Asia Central, así como otras rutas comerciales, engrandecían el territorio controlado por la dinastía Han. Controlar todo el entramado necesitaba una financiación consistente: se centralizó y homogeneizó la emisión de moneda y se recurrió a formas alternativas e imaginativas de recaudación, entre ellas los billetes de piel de venado criado en los jardines imperiales. Aunque no se conservan ejemplares, parece ser que consistía en un trozo de cuero de 30 x 30 cm con un borde de flecos. Príncipes y aristócratas adquirían uno de estos a cambio de 400 mil piezas de cobre. Si bien es cierto que al no estar concebido para circular fuera de la corte sino más bien como un impuesto a las grandes fortunas no podía considerarse papel moneda como tal, plantaba un pilar en lo que milenios después sería habitual en todo el mundo.

Primeros billetes de curso legal

El origen del billete como tal, como hemos dicho, se sitúa en China en el siglo VII, aunque su uso se hace de curso legal a todo el país hasta  el año 812 d.C, dos siglos después. Al principio eran una especie de pagarés emitido por particulares y equivalente a una cantidad de oro o plata para no tener que cargar con metales en sus travesías. Más fácil y también más seguro. Por otro lado, se limitaba el uso del cobre, un recurso cada vez más escaso, algo que también motivó el desarrollo de alternativas dinerarias.

Estos billetes, no emitidos aún por el estado sino por  familias prominentes, pronto cobraron gran protagonismo dentro de la economía china. Es por eso que bajo la dinastía Sung el estado decidió reglamentar la emisión de papel moneda. El primer billete chino que sobrevive es el 1000 cash, emitido por la dinastía Ming en el periodo de la Gran Guerra (1368-1398).

China tenía todos los elementos para ser los pioneros del billete: tenían papel, tinta, técnicas de impresión y un floreciente comercio.

Pero tan pronto como aparecieron los billetes, surgieron las falsificaciones y, con ellas, las primeras reglamentaciones sobre su uso, por el siglo X. Se prohibieron los billetes privados siendo solo considerados válidos los emitidos por el Gobierno, elaborados con una lámina negra hecha a partir de la corteza del moral. No tardarían en llegar tampoco otros peligros como la sobre emisión, la inflación o la devaluación.

Entrada en Europa

La existencia de este novedoso método de pago llegó a Occidente de la mano, o pluma, del mercader veneciano Marco Polo. Sin embargo, sus relatos sobre los billetes tardaron en calar en la mente europea, lejos de comprender en qué consistían esos valiosos papeles. Explicar en la época que unos papelitos podían valer más que todo un cofre de monedas de oro o plata no debía de ser nada fácil. Aún así, Marco Polo da una clarísima importancia a este avance comercial, dedicándole un capítulo entero de su Libro de las Maravillas. Aquí relata cómo el Gran Khan hizo fabricar grandes cantidades de papel moneda, sacándola de la cáscara de la morera e hizo imprimir su sello. Se utilizaría para cualquier forma de pago. Cuando el papel moneda era raído se llevaba al Gran Khan que lo cambiaba por un nuevo billete a cambio de una comisión del 3%.

Tendrían que transcurrir otros 300 años para que en Europa dieran paso al papel moneda. El primero en Europa fue emitido por el fundador del Banco de Estocolmo (Suecia), Johan Palmstruch, en 1661. El Gobierno había empezado a acuñar monedas más ligeras, con menos cobre, por lo que las más antiguas, y más pesadas, aumentaron su  valor y los clientes que las habían depositado en el banco estaban ansiosos por recuperarlas cuanto antes. Para calmar esta fiebre popular, Johan Palmstruch empezó a entregar a sus clientes certificados o recibos de las monedas que tenían depositadas, dándoles derecho a retirarlas cuando quisieran. Nacía así, colateralmente, la confianza general en la entidad bancaria y en su palabra.

Estos billetes se llamaron Daler y ya tenían todas las características que aún tienen los billetes actuales: numeración de serie, firmas que otorgan garantía de reembolso y medidas anti falsificaciones.

La practicidad de los billetes como método de pago era innegable. Sin embargo, Palmstruch se encontró con el mismo problema que China: la sobre emisión de billetes, en parte por el abuso de poder del rey y sus funcionarios a la hora de pedir créditos. Empezó a difundirse la noticia de que no había cobertura para todos los billetes dando lugar al descrédito y cierre del banco en 1666, y el encarcelamiento de Palmstruch.

Primeros billetes en España
Poco después de la experiencia sueca, el resto de países vecinos siguieron sus pasos emitiendo los primeros papeles monedas en el siglo XVII, siendo ya en el XIX implantado y extendido a todo el continente europeo y, en consecuencia, a prácticamente todo el mundo.

En España se vio en el papel moneda la forma de hacer frente a los gastos de la guerra contra Inglaterra. Se comenzó a emitir por el Banco Nacional de San Carlos (antecesor del Banco de España) el 1 de marzo de 1783, durante el reinado de Carlos III. Su valor iba desde los 200 a los 1000 ‘Reales de Vellón’.  El reto fue poner solución a la rápida depreciación que sufrían los Vales Reales. Su uso se popularizó rápidamente entre los españoles que no tardaron en ver la practicidad y seguridad del nuevo producto.

Desde entonces, y para deleite de todos los coleccionistas, cada billete encierra su propia historia y por ellos han pasado monarcas, artistas, científicos, monumentos, citas literarias…

y  tú, ¿aún conservas billetes en pesetas?

Fuentes:
http://curiosidadesnumismaticas.blogspot.com/2020/08/los-primeros-billetes.html?m=1
https://www.moruzzi.it/lang3/una_breve_historia_del_billete.html https://blog.caixabank.es/blogcaixabank/historia-de-los-billetes-mas-de-mil-anos-de-mano-en-mano/#