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  Tanto si eres nuevo en este mundillo, como si no, puede que des por hecho que los billetes están hechos de papel y que, si estamos hablando de dinero, el plástico queda reservado únicamente para las tarjetas bancarias. Ni lo uno ni lo otro.

Tenemos tan naturalizado el uso de billetes y monedas que, salvo por afición, los diseños y materiales de los ejemplares que pasan por nuestras manos pasan desapercibidos. Hay ciertas premisas que damos por sentadas en cuanto a la fabricación de dinero se refiere, pero lo cierto es que muchas de ellas no se ciñen a la realidad. Por ejemplo, en nuestro último post hablábamos del origen del papel moneda y es precisamente eso, papel (el que todos tenemos en mente)  lo que no llevan los billetes actuales. Y si oímos hablar de dinero de plástico pensamos inmediatamente en las tarjetas bancarias o en el dinero del Monopoly,  sin darnos cuenta de que ya hay muchos países con billetes circulando de este material.

¿De qué están hechos los billetes?

Como ya hemos adelantado, los billetes de la mayoría de países no están hechos de papel como tal sino de fibras vegetales: fundamentalmente de algodón (en su mayor porcentaje) y lino.

Sin embargo, hay una tendencia al alza a utilizar plástico (polímero) en la fabricación de los billetes ya que este material ofrece una serie de ventajas como mayor durabilidad y medidas de seguridad. Es cierto que estos billetes no han calado aún en la Eurozona y en Estados Unidos, pero lo cierto es que su uso está ya muy generalizado en Asia, el Pacífico y Reino Unido, por ejemplo.

¿Qué es el polímero?

En el sentido literal, la palabra es el resultado del compuesto griego de Poly y Mers:  que quiere decir muchas partes. En su definición química se trata de grandes moléculas (macromoléculas) compuestas por la unión de moléculas más pequeñas (monómeros). Te suene a chino o no, los polímeros están en casi cada cosa que tenemos a nuestro alrededor en nuestro día a día. Entre los polímeros más comunes encontramos el caucho, el papel, el almidón, nylon… Así que podemos hacernos a la idea de la infinidad de usos que tiene.

Primeros experimentos notafílicos

En el mundo notafílico, la implementación del polímero en la impresión de billetes ha supuesto un nuevo hito histórico desde la invención del papel moneda. Los primeros intentos se remontan a finales de los años 70 y se hicieron utilizando un material denominado Tyvek, otro polímero de gran resistencia (el que se usa para las pulseritas de los conciertos, festivales, hoteles…) La American Bank Note Company produjo una limitada tira de de pruebas para diferentes clientes de América Latina: Honduras, El Salvador, Venezuela… sin que el experimento llegara a convencer a casi ninguno de estos países.

Haití fue el primer país que decidió ponerlos en circulación, a principios de 1982, utilizando el tyvek en las tiradas de 6 billetes: el de 1,2,50, 100, 250 y 500 gourdes. El experimento no duró mucho ya que resultó que este novedoso material no era el mejor para climas tropicales y 18 meses después de su puesta en circulación fueron retirados. Son ejemplares difíciles de encontrar pues casi todos fueron destruidos. 

Al caso de Haití le siguió Costa Rica que probó con un billete de 20 colones en 1983. Lo que hicieron fue emitir a la vez uno exactamente igual en el material convencional para poder comparar eficacia. Los diferenciaron añadiendo a los de polímero una Z en el número de serie.
Ese mismo año, ya en Europa, la Isla de Man decidió también probar suerte emitiendo el primer billete europeo de polímero: el de 1 libra

Estos tres experimentos descartaron el tyvek definitivamente de la notafilia. Si bien es un material resistente y casi irrompible, la tinta no se fijaba permanentemente y en según qué climas se emborronaba con el uso. Y claro, ese es un gran inconveniente cuando lo que se busca es aumentar la durabilidad.

Y de ahí saltamos al primer caso exitoso: el de Australia. Allí, fruto de la creación de un equipo multidisciplinar, tuvieron un prototipo listo en 1972. Sin embargo, hasta 1988 no decidieron dar el salto. Se eligió el bicentenario de la colonización de Australia para probar con la emisión un billete de plástico de 10 dólares. La aceptación fue generalizada y se inició la total transición a este material en 1992. Cuatro años después se convertiría en el primer país del mundo en tener todos sus billetes hechos exclusivamente de polímero.

Ventajas y desventajas de los billetes de polímero

La impresión del polímero tiene sus pros y sus contras. Por algo no todos los países han adoptado el cambio. Veamos, a grandes rasgos, las principales características de la aplicación de este material en la notafilia:

Ventajas:
1. Resistencia al agua: algo especialmente ventajoso en países con climas húmedos y tropicales.
2. Higiene: la superficie plástica repele la suciedad y, en caso de haberla, es relativamente fácil limpiarlos.
3. Durabilidad: más allá de la humedad y la suciedad, el polímero resiste bastante bien a las altas temperaturas.  Se dice que un billete de polímero dura 2,5 veces más que uno convencional de papel.
4.  Dificulta la falsificación: a las medidas de seguridad de los billetes convencionales (banda magnética, hilos fluorescentes, marcas de agua…) los de polímero incorporan medidas de alta tecnología gracias a la estructura tridimensional de este material, como son las  ventanas transparentes y los hologramas.
5. Reciclaje: con el adecuado procesamiento, una vez acabada su vida útil, pueden transformarse en nuevos elementos plásticos como enchufes, cubos, macetas…  Además, se calcula que la huella de carbono que produce su fabricación es un 16% menor que la producida por los billetes de papel.

Desventajas:
1. Difíciles de doblar: son más resistentes y, por tanto, no se doblan con facilidad. Y cuando lo hacen, las marcas del doblez son mucho más notorias.
2.  Resbaladizos: la superficie suave también tiene sus contras a la hora de manejarlos, guardarlos, contarlos…
3. Pegajosos: es cierto que repelen la humedad pero cuando se mojan se pegan entre sí. Otra desventaja para las labores de contabilidad.
4.  Pérdida de color: en algunos casos se ha observado un desvanecimiento del color. En Nigeria concretamente por lo que se piensa que puede estar relacionado con una incompatibilidad con el clima.
5. Uso de grasa animal en su fabricación: esto ha despertado quejas entre los grupos ecologistas y religiosos de los países que lo han implementado.

¿Has tenido en tus manos algún billete de polímero? ¿Añadirías alguna otra ventaja o inconveniente? Te leemos!

Fuentes:
https://www.royaldutchkusters.com/blog/the-five-pros-and-cons-of-polymer-banknotes

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