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Como ya vimos en artículos anteriores, han pasado siglos de evolución hasta llegar al sistema monetario que conocemos hoy en día. Parte clave en el desarrollo de la moneda fue el periodo de la Grecia Clásica, desde el siglo VII a. C hasta el siglo I a.C. Aunque las primeras monedas se localizaron en Asia Menor (reino de Liria, actual Turquía) los griegos, influenciados por estos, desarrollaron técnicas de acuñación, adaptaron los tamaños, materiales empleados y desarrollaron diseños bellísimos a lo largo de lo que los historiadores han dividido en tres períodos: arcaico, clásico y helenístico.

Al final del último, caracterizado por la muerte de Alejandro Magno y la expansión de la cultura griega a través del comercio, llegó la anexión de Grecia por parte de Roma (s. I a.C) dando lugar al esplendor de la numismática romana.

 Los romanos, al igual que todas las antiguas civilizaciones, utilizaban el trueque para el comercio siendo el ganado la primera unidad de medida: la pecunia (de ahí el término pecuniario: perteneciente o relativo al dinero). Este sistema empezó a reemplazarse alrededor del s.V a.C. gracias al inicio de las relaciones comerciales y el contacto con Grecia, al tiempo que Roma vivía un periodo de estabilidad política.

Primeras monedas romanas

La evolución o desarrollo de la numismática de la antigua Roma a través de sus monedas sería de la siguiente manera:

    • Aes Rude: s. III a.C. Primeros lingotes de bronce o cobre sin ningún tipo de marca. No podrían considerarse moneda como tal pero sí fue unidad de intercambio. Su valor dependía de su peso, que podía oscilar desde los 8 hasta los 300 gramos en un principio, pero que llegó a pesar hasta 1.600 gramos cuando su uso se prolongó en el tiempo. Las divisiones del aes eran utilizadas como calderilla en las transacciones más corrientes. Así, tenemos el semis, triente, cuadrante, sextante y onza, fabricadas en  bronce, cobre, latón e incluso vellón. 

    • Denario: Cuando Roma empezó a expandirse por el resto de Italia y a conquistar otros pueblos, sobre todo los helenos asentados en la Campaña, penetró en un sistema de estados constituidos a la manera griega. Tras la guerra con el rey Pirro de Epiro (280/275 a.C.), Roma conquistó todas las ciudades griegas del sur de Italia y no toleró la diversidad de monedas. Es así como nace el denario, un tipo de moneda común para toda Italia centrando su acuñación en Roma. El primer denario conocido fue encontrado cerca de Capua. El denario, en plata y equivalente a diez aes, pesaba poco más que el dracma ateniense. Los aes de cobre (y sus fracciones) seguían en circulación para las pequeñas transacciones.

    • Sestercio: equivalente a un cuarto de denario y marcado con las letras HS. También en plata pero de menos peso que el denario. Se creó ya que, en la práctica, el aes era demasiado pequeño pues la llegada del denario lo había  convertido en poco más que calderilla

    • Quinario: con el tiempo al sestercio le pasó lo mismo que al as y se vio la necesidad de crear otra moneda de mayor valor que limitara el engorroso empleo de millones de sestercios o aes.  El quinario llevaba la marca de una V equivalente a 5 aes y a medio denario.

Acuñación en oro en la Antigua Roma

Roma se reservaba el derecho a acuñar monedas en metales preciosos y era allí donde se centralizaba la fábrica de moneda durante la República y los primeros siglos del Imperio. No se permitía a ninguna autoridad local acuñar monedas más allá del bronce, de poca importancia para el gobierno central porque los gastos del Estado eran elevados y se podían pagar mejor con monedas de alto valor. Sin embargo, aunque algunas provincias orientales acuñaron monedas en plata, estas eran únicamente destinadas a circular localmente y satisfacer necesidades locales.  

El tesoro del Estado (aerarium) guardaba lingotes de oro y plata puros desde antes de las primeras acuñaciones, pero las monedas de oro no circularon hasta la época de Augusto. Antes solo se acuñaban de forma excepcional para fines militares o situaciones de emergencia.

Las principales monedas de oro eran las siguientes:

    • Denarius aureus: la acuñación de esta moneda en oro durante la época de Julio César hizo necesaria la especificación del denarius argentus para el denario original en plata. El áureo equivalía a 25 denarios de plata o a 100 sestercios. Su división era el quinario o medio áureo.

    • Tremissis: moneda de oro que equivalía a la tercera parte del áureo.

    • Sólido áureo: moneda introducida por Constantino I que sustituyó al áureo y que equivalía a cerca de 2000 denarios. Fue la moneda más común durante el bajo imperio y el posterior Imperio Bizantino, donde sobrevivió con el nombre de nomisma (de ahí nuestra palabra nómina). Sus subdivisiones eran las mismas que el áureo, además de otras creadas con las reformas económicas de Constantino I, como la silicua, la veinticuatroava parte de un sólido áureo.

Otras monedas

En la antigua Roma circulaban monedas de otros pueblos que facilitaban el comercio y la integración de las provincias en el mercado romano, a pesar de no haber sido acuñadas en Roma. Las más comunes eran:

    • El dracma, el didalco y el tetradracma griegos

    • El talento y la mina de Mesopotamia.

    • El cistóforo, el óbolo, el triobolo.

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(Fuentes:
La moneda romana: origen, valor y evolución – SobreHistoria.com
Monedas romanas (juntadeandalucia.es)
El sistema monetario en la antigua Roma (nuevatribuna.es))